Los motores de los dragster de 550 pulgadas cúbicas consumen hasta 6 litros por segundo de una mezcla de nitrometano y etanol, que necesita de una intensidad de 44 amperes en las bujías para realizar la combustión, ya que esta mezcla llega casi al estado sólido tras ser comprimida en los cilindros. Los 8000 HP de potencia empujan al piloto con una fuerza de 8G en aceleración y al recorrer 200 metros se mueve a una velocidad de 320km/h, superando los 450 km/h al cruzar la meta situada generalmente a un cuarto de milla de la línea de salida. Todo ello en menos de 10 segundos de carrera.
Las carreras de Drag Races son un espectáculo bien estadounidenses.
Estas pruebas de aceleración son una de las mayores atracciones automovilísticas para el público y los participantes.
Los orígenes de los Dragster
Los rodders de los años 20 y 30 plantaron la semilla de esta singular disciplina de una forma sin embargo menos civilizada. Un semáforo a altas horas de la noche era el escenario perfecto para un duelo, lo que les dió muy mala fama en sus orígenes por nocturnidad, alevosía y los accidentes causados que no fueron pocos. Después se trasladaron a carreteras secundarias, pero las restricciones de velocidad y las ya considerables prestaciones de los autos terminan por relegarlos a cauces de ríos y pantanos secos.
Los coches se modificaban para potenciar sus prestaciones, reduciendo al mismo tiempo el peso al prescindir de partes de la carrocería. En esos primeros años, el Hot Rod (biela quemada) fue la expresión del mundo de las drag races, forjado en el oeste de los EEUU por descendientes de rudos colonos.
La primera carrera organizada de dragsters fue en el año 1948 en Goleta (California), organizado por la Santa Barbara Acceleration Association.
Esta organización de rodders locales acondicionó un antiguo aeródromo de la Segunda Guerra Mundial, en el cual se reunían cada domingo. Un puente marcaba el final de la pista calculado en aproximadamente un cuarto de milla y los espectadores comprobaban sin moverse quién era el ganador al ver el bote de los coches al llegar al puente.
Wally Parks tuvo un papel fundamental en la necesaria reconversión de las drag races. El cofundador de Road Runners Club, crea en 1950 el Santa Anta Drags, igualmente en otro aeródromo reconvertido a pista de carreras permanente. También se convierte en director de la revista Hot Rod contribuyendo a la popularización y encauzamiento de las drag races.
La nacionalización de este fenómeno provoco que se regularizase. Así nace la National Hot Rod Asociation (NHRA) fundada por Wally Parks en 1951, que organiza la primera competición oficial en 1953.
Sin embargo la primera carrera de carácter nacional tiene lugar en 1955 y desde entonces no ha dejado de crecer en número de licencias.
A partir de este momento los dragsters siguen su propia evolución al quedarse aislados en un hábitat muy localizado. Los monstruos que a estas alturas salen de los garajes especializados, dejan de ser aptos para circular por carretera. Aunque tampoco por eso los Hot Rods son excluidos de quemar rueda de forma legal y se establece un orden de categorías en las que conviven todos ellos.
En 1959 el campeonato de la NHRA se traslada a Detroit lo que provoca el interés de la industria automovilística, tal vez la idea fue asemejar el éxito de los Hot Rod que había logrado en la industria del cine.
Las particulares necesidades técnicas de los dragsters evolucionaron hacia una especie particular de automóvil con ventajas evolutivas significativas para mantenerse con chances en el cuarto de milla.
Algunos fabricantes diseñan y fabrican chasis tubulares específicos para dragsters, tratando de colocar todo el peso sobre las ruedas traseras para maximizar la tracción. A estas alturas el volumen de negocio que generan las carreras es importante.
Los dragsters hoy
En la actualidad doce categorías y más de doscientas clases aglutinan la diversidad de participantes de este tipo de competición en la que pueden congregarse miles de pilotos. La NHRA cuenta con 450.000 licencias. Los bólidos se discriminan por categorías en función de su origen, potencia, peso, aerodinámica, modificaciones introducidas y combustible.
Van desde la que no admite apenas modificaciones sobre los coches de serie, hasta los dragsters supeditados a únicamente dos normas, usar motor de pistones y tracción a dos de sus ruedas.
Las tres categorías profesionales son Top Fuel, Funny Car y Pro Stock, a las que se suma Pro Stock Bike para motocicletas.
Respecto al combustible, los Top Fuel utilizan una mezcla de un 85% de nitrometano y un 15% de metanol que puede costar unos 8-10 dólares el litro y del que se consumen al ritmo que lo hace una turbina de Boeing 747.
Las carreras se realizan por parejas en el formato de mangas, en las que sólo puede quedar uno. Las salidas se suceden en un intervalo de 20 o 30 segundos, reguladas por unos semáforos al los que se les llama “árbol de Navidad” debido a su posición vertical y a las 7 luces que lo componen.
Los motores más usados para dragsters Top Fuel están desarrollados por cada equipo a partir de grandes bloques V8 de aproximadamente 550 pulgadas cúbicas (9 litros), que desarrollan entre 6000 y 8000 HP.
En la década de 1960 el motor se situaba delante del piloto hasta que por motivos técnicos y de seguridad pasaron a colocarse a su espalda.
En apenas 463 metros los electrodos de las bujías son totalmente consumidos, lo que da idea de la brutal cantidad de energía que entra en juego. La durabilidad de los componentes mecánicos deja de preocupar por encima de los 10 segundos de vida, aunque son 10 segundos realmente exigentes.
Tan importante como empujar es transmitir ese empuje. Esa es la función de los neumáticos que tienen más importancia si cabe en estas disciplinas. El peso del vehículo, que principalmente proviene del motor, debe ir sobre el eje posterior para ejercer la máxima adherencia de las ruedas motrices con el asfalto. En el extremo todo el peso recaería sobre el tren trasero y el coeficiente de adherencia en este caso sería 1. Los neumáticos especiales usados para dragster elevan dicho coeficiente hasta 3.
El sistema de frenado es igualmente particular. Las pistas se han quedado pequeñas para la velocidad que alcanzan estas máquinas y se hace necesario utilizar paracaídas que se accionan al cruzar la meta para pararlos en un espacio razonable.
Para hacerlo todo un poco más interesante ¿probamos ahora a sustituir asfalto por arena?