Los autos de los Simpsons
Originalmente creada por Matt Groenig basando sus personajes amarillos en su familia con todo y nombres, y ambientada en la ciudad de Springfield (nombre municipal más recurrente en la unión norteamericana), comenzó como segmento de cinco minutos diarios de un programa del canal Fox en 1989 con unos dibujos estéticamente discutibles que evolucionaron al poco tiempo a su actual fisonomía y a una serie propia de media hora semanal.
Más que una familia comandada por el inmaduro y egocéntrico Homero, Los Simpsons abarcan toda una sociedad que ejemplifica al estadounidense promedio conformista e indolente y ahí radica su éxito. Más allá de Marge, Bart, Lisa y Maggie (parientes cercanos y mascotas incluidas), vecinos, amigos y demás también han creado universos propios: Moe, Ned Flanders, Seymour Skinner, Apu, Krusty y un largo etcétera, complementan esta sátira semanal que cuestiona todos los aspectos familiares y socioculturales del tan idealizado “sueño americano”, y como la realidad siempre supera la ficción, celebridades de todo cuño han aparecido gustosamente al lado de ellos: políticos como Tony Blair, músicos como los Rolling Stones o actores como Tom Hanks han prestado gustosos sus voces y apariencias al programa.
El Homeromovil
Autos inventados
Como gran fenómeno del siglo XX, continuado en el XXI, el automóvil también es objeto de cuestionamiento dentro de una sociedad motorizada como la de los Estados Unidos.
En el garaje doble de la calle Evergreen N° 21 se estaciona un sedán rosado y una rural roja. El primero de Homero, la segunda de Marge. Ambos son representaciones genéricas del gran auto norteamenricano de los años 60 y 70 y carecen de marca, (sin olvidar el anónimo bus escolar que maneja Otto).
En el célebre episodio de “Don Barredora” (Plow King), Homero acaba con ambos en una noche nevada, y gracias a su aseguradora cambia de vehículo. Antes de llegar a la monstruosa Pick Up quitanieve de la hipotética Hamamatsu-Motors de Japón, pasa por la compra-venta de “El Húngaro Loco” que le muestra un raro auto de un país ya desaparecido, con los cambios automáticos en alfabeto cirílico ruso en clara alusión a la industria de la antigua cortina de hierro.
En una feria automotriz, Liza cuestiona las pruebas de seguridad activa con dummies reales de la ficticia marca alemana “Cuarto Reich” fundada en 1946 (sobran las alusiones al nazismo). Dos capítulos se refieren al discutido asunto de las grandes camionetas SUV con el impresionante Canyene roja que aparece primero en manos del payaso Krusty a modo de publicidad testimonial, y luego conducida por Marge quien se convierte, sin quererlo, en una “rabiosa al volante”. El tamaño, alto consumo e inseguridad, hacen quedar mal a este emblema caricaturesco de una realidad hoy cuestionada por la crisis.
Pero un capítulo antológico de las primeras temporadas, es el del hermano medio de Homero, Herbert Powell: Opulento industrial de la industria automotriz de Detroit decidido a lanzar el auto definitivo para el ciudadano medio. Lógicamente se lo encarga a Homero quien termina arruinando a Herbert y matando su marca absorbida por japoneses, gracias a un contrahecho ladrillo con cúpula y aletas que dobla los presupuestos de la empresa. Herbert se redimiría varios episodios más tarde…
Los autos reales
Pero lo que realmente puede identificarse en Los Simpson como elementos de ambientación circunstancial, o en acción total, es todo un parque automotor compuesto por marcas y modelos reales; tan reales como las celebridades invitadas, y que incluye motocicletas, camiones, tractores y hasta carros de combate bélico. Algunos de ellos han identificado a personajes claves en uno o varios capítulos:
El Volkswagen Safari 181 color verde boñiga de las gemelas Patty y Selma Bouvier, hermanas de Marge y funcionarias de la “Secretaría de Movilidad” de Springfield.
El Porsche 911 blanco del payaso Krusty.
El Pontiac Firebird TransAm rojo de Apu Nahasapeemapetilon.
Una sola vez aparece el Volkswagen Karmann-Ghia Cabriolet rojo en manos del reverendo Alegría cuando pasó por su gran crisis vocacional debida entre otros al conductor de un Geo Metro también rojo:
El devoto Ned Flanders, quien condujo este auto, originalmente de origen Suzuki, que acá conocemos como el Chevrolet Swift coupé.
Los emblemáticos Chevrolet Caprice con emblemas policiales en manos del jefe de policía Gorgory (Wigum originalmente).
El amargado cantinero Moe Sislack aparece una vez en una Ford F100 de 1958 a 1960, El montañero Cletus que hace lo propio en una Chevrolet 3100 de 1949 a 1954 acarreando sus muchos hijos junto con la carga.
Troy McClure, a quien tal vez reconozcamos por decadentes videos o películas de cero presupuesto quiso llevar al altar a Selma Bouvier en un De Lorean DMC igual al de Volver al Futuro.
En sus peores tiempos, el musculoso Rainier Luftwaffe Wolfcastle tuvo que hacer películas horrendas para pagar el Ferrari F40 que Marge golpeó por detrás.
Precisamente en sus tiempos de soltera, la paciente esposa de Homero lo salvó del fracaso afectivo por allá en 1974 en un AMC Gremlin rojo, similar al de Juan Topo que Otto sacó del camino en uno de los especiales de Halloween.
Cadillac
No se necesita ser sociólogo para enmarcar e identificar carros y marcas en personajes, lugares o circunstancias puntuales. Para el inescrupuloso texano loco ha habido Cadillacs tan blancos como su sombrero.
Los Lincoln conducidos por allegados a la mafia de Tony “El Gordo”
Los muscle cars Dodge Charger y Pontiac Firebird 68 en manos de Snake Jailbird los ponen del lado opuesto a la ley.
La opulencia de varios Rolls-Royce y Bentley queda en manos del estrato alto de la serie. Su más reconocido propietario es lógicamente el ciudadano más viejo de Springfield: Charles Montgomery Burns a quien vemos a bordo de la aristocracia automotriz británica que data de los años treinta, (como cosa curiosa aparece una vez a bordo de un Ford modelo T verde de 1909).
El mismo que huye con el vasallo del sector 7G y Waylon Smithers del Departamento del Tesoro en un Oldsmobile 1906 (al que la policía no persigue porque la descripción de color no coincide), hacia la Cuba castrista, donde los “ultramodernos” taxis Ford Galaxie 500 de 1957 y Packard Patrician de 1955 los esperan.
Chevrolet
Es posible reconocer el contexto internacional en Londres cuando Homero arrienda un New Mini Cooper con el que estrella la carroza de Isabel II en el Buckinham Palace, y cuando los Simpson viajan a África, aparece lo que se esperaba ver (no precisamente escenas de desnudos): Un Land-Rover extralargo de tercera generación, al cual Homero le celebra el kilometraje.
En Brasil se alcanza a ver por breves instantes la camioneta Chevrolet que se hizo para ese mercado en los sesenta.
El taxi Austin FX1 aparece en Londres, curiosamente en Pekín e inexplicablemente en un pueblo francés al que Bart fue de intercambio, engañado para embotellar vino con refrigerante.
Los autos franceses son los que menos aparecen: En el mismo episodio, se distingue la cola de un Citroën DS. De la misma marca, un Dyane 6, sale de ambientación al pie de un hotel barato en Londres junto con un MG, y el coleccionista de historietas Jeff Albertson secuestra a Xeena en un oxidado Renault 5 LeCar blanco con brazo de grúa.
Hay alusiones a casi todas las nacionalidades. Siendo Estados Unidos el mercado receptor soñado por toda la industria mundial, aparecen:
Alemanes (Mercedes Benz, BMW, Porsche, VW y hasta Amphicar).
Ingleses (Rolls-Royce, Jaguar, Mini, Land-Rover, Bentley, Austin y MG).
Italianos (Fiat, Ferrari, Lamborghini, e Isotta Fraschini).
Suecos, de Volvo.
Japoneses (Toyota, Honda, Mazda y Nissan)
Coreanos: el Hyundai Stellar de Corky “Jimbo” Jones al que Skinner (que manejaría un Toyota Camry), pretende arrancarle la H del emblema para ponerla en el Honda Accord Hatchback modelo 79 del secretario de educación Archundia.
Obviamente, el origen estadounidense de la serie, denota el copioso parque automotor nacido en Detroit del que hay ejemplares diversos de todas las marcas y de los tres conglomerados: Ford es representado por el modelo T, el A de 1928, el baleado V8 del 34 de Bonnie y Clyde en el que Bart encuentra dólares, la serie Fairlane de los cincuenta y sesenta, los Mustang y los Thunderbirds con el convertible 66 azul evocador de Thelma y Louis a la cabeza. Además del Bronco negro de George Bush, camionetas Country Squire, LTD y una Aeromax en la que Homero y Bart se hacen camioneros, aparecen Mercury y Lincoln de diferentes referencias, incluyendo el Batimóvil original de la serie con todo y Adam West.
Como curiosidad para una serie donde el humor ácido no perdona una, no se han tocado aun el Edsel ni el Ford Pinto que mucho sarcasmo han generado.
General Motors ha puesto a todas sus marcas: Chevrolet se representa en varios modelos de Corvette, como el convertible 1956 de Las Vegas en el que Homero y Ned Flanders intentan huir de sus segundas esposas que reaparecen, capítulos después, a bordo de un Oldsmobile Cutlass 1978.
El Bel Air 1957 contra el que compite el abuelo Abe al escondido de Homero, el Camaro abandonado en la casa de Nelson, un Montecarlo de la fórmula NASCAR, un Corvair convertible, o la Suburvan que alguna vez conduce Lenie. De ahí en adelante, los Pontiac de Apu y Snake Jailbird antes citados, un par de Buicks como el Skylark azul con el que Johnny Carlson hace malabarismo, o la camioneta modelo 71 de la funesta visita de Homero a Nueva York, y como no, Cadillac de todo tipo, como el CTS que le prestaron a éste irresponsable cabeza de familia y cuando acabó con su auto; las largas limusinas, Coupe De Ville, el convertible 58 para promocionar pretzels, y las aletas con auto incluido de 1959 en forma de un Eldorado Biarritz rosa que choca Juan Topo contra una corniza, o la ambulancia tipo Cazafantasmas que compra Homero para dárselas de paramédico, sin dejar de lado el Saturn de los ex hippies amigos de la mamá de Homero.
No se perdonan ni los GMC en forma de buses y camiones, ni el GM EV1 ecológico que Homero masacra en un muelle. Chrysler aparece representado por Dodge Charger, una camioneta Ram y la Caravan que maneja Mel Gibson en Hollywood. Más Plymouth Road Runner, convertibles LeBaron (en el álbum sin censura de Los Simpson, Lisa hace el obituario de su primera gata arrollada por un Chrysler), y hasta la extinta De Soto circula con un sedán 1956 que transporta a las Chicas Bouvier.
De la desaparecida American Motors aparece el citado Gremlin, al menos un Pacer y no podía faltar el Jeep que sale en versiones MB, Wrangler y Pick Up Willys, al igual que los Hummer civiles y militares de la guerra del golfo pérsico.
Se recuerdan la extravagante limusina del rapero amigo de Bart, o el Humvee rojo de Alec Baldwin del que huye Homero. Los independientes o desaparecidos como el taxi Checker Maraton, el Duesemberg, un camión Studebaker, o un Packard Clipper 48 que patina sobre el pavimento de oro de la opulenta Springfield de los años cincuenta, también son ilustrados en Los Simpsons, al igual que variedad de Mercedes Benz como el de Hitler que aparece en una feria de pueblo, el campero clase G con el que el Dr. Jibbert mata a “Bola de Nieve II”, o el 300 SL “alas de Gaviota”.
Volkswagen no podía faltar con sus escarabajos que suscitan risas y puñetazos en el bus escolar de Otto, la Combi de los Hippies en la que huye la madre fugitiva de Homero, el Golf convertible, o claro está, el New Beetle.
Capítulo aparte merecen la introducción “de carne y hueso” que de Los Simpson se hizo en Inglaterra donde los autos reales fueron un Volvo conducido por Marge, e inexplicablemente un Lada 2107 ruso en manos de Homero.
Como hecho especial cabe citar la campaña publicitaria real que se hizo del Renault Kangoo en Francia en 2008 donde aparece toda la familia amarilla preconizando las virtudes de esta conocida furgoneta.
El listado de autos, camionetas, camiones, furgones, buses y demás es casi tan largo como la cabellera azul de Marge y se seguirá extendiendo a lo largo de episodios y temporadas futuras a la par con situaciones y personajes, pues Matt Groenig le garantizó continuidad indefinida a Los Simpson, y con seguridad los aficionados tanto a la serie como a los autos, seguiremos descubriendo autos que, al igual que Homero ante una caja de donas, nos harán agua la boca con suspiro incluido …Aaaanda la ooosa!!!
Fuente:
Camilo Ernesto Hernández Rincón