Tribuna: Las 1000 Millas de Uruguay, por Martín Vasena
Declaración de principios:
Fierros Clásicos transcribe la nota/opinión/punto de vista de todos.
Tratamos de dar un espacio de libre expresión sin con esto coincidir o no con las manifestaciones expresadas. Todo aquel que tenga un punto de vista diferente, en un marco de respeto puede escribir a «cartas al lector» o por mail a prensa@fierrosclasicos.com en la certeza que le será publicada porque no tenemos intereses ni compromisos con organismos, instituciones ni club alguno.
Fierros Clásicos.
1000 MILLAS 2013
Me perdí las del año pasado, a horas de salir para el paisito un tema de laburo me obligó desertar, casi casi una traición a mi hermano de la vida Armando Albano a quien había prometido navegar, él, en venganza se fue para allá y le hizo dar unos cuantos tumbos al 404 rebautizado “la banana” en homenaje al vapuleado toro de Nurburgring.-
Este año, si me dejaba llevar por la locura laboral, tampoco podía ir pero tuve una visión, una epifanía y supe que debía viajar, me lo merecía y se lo merecía el grupete de la A.C.T.S.H. (Asociación Corredores Turismo Standard Histórico) , Los inefables Gutesmanes padre e hijo*, Rolando tecleando hasta última hora con un familiar que dudaba entre quedarse o viajar pa la quinta del ñato y Gustavo Bendel que tuvo un crisis de inteligencia y se mandó a venir sobre el cierre de la decisión y nos regaló la presencia de Jorge Nardi, un tipo un 37,5% más bueno que Jacinta Pichimahuida, encima maestro quesero (pero dendeveras eh!?!?) y cerró el grupo mi amigo Cristian Galvé con Juan Carlos Bugliotti debutante en la butaca derecha y un tipazo de esos que hacen que los consideres amigos a los 5 minutos de conocerlos y el Cristiano (Cristian) que no se le ocurrió mejor idea que poner entre sus nóveles piernas una Notebook con un Baldelli encima adaptado a millas!!
Piensen la escena, Buquebus, uno sentado, (no se te ocurra pararse y pedir una Coca, viene un Juncadella para guardar lo que te cobran!!!), mirando a mis 7 amigos y pensando que enorme privilegio es encarar una aventura rodeado de entrañables hermanos de la vida, compañeros de aventura, como aquellas barras con las que salíamos a tocar timbres por el barrio o en su peor caso a romper vidrios…
Yo he vivido mi infancia en Uruguay, más concretamente en Riachuelo, soy hijo de un émulo de Ulises, un enamorado de las aguas, del río marrón aunque ninguna Penélope lo esperara tejiendo… para mí Uruguay es mi casa, mi jardín de atrás, Colonia es mi pago chico, Colonia es el recuerdo de Luisito Plátanos y su empresa de colectivos plateados con ventanillas atravesadas de largueritos horizontales metálicos y Luisito tomándome rústicamente la cabeza y diciendo “tas creciendo botija” año a año el mismo comentario amoroso…
Este año nos recibimos todos de adultos, todos los del grupete teníamos una tremenda conciencia de la importancia del asunto, de estar juntos, de disfrutarnos, de robarle un hermoso caramelito a la vida mucho más allá de los resultados, íbamos todos a morir o matar en la ruta pero también a recuperar la utopía, a confirmar que con amigos cerca todo no puede, sino ser hermoso…
Los amigos uruguayos… qué decir de ellos, voy a ser quirúrgicamente claro, anotate en un Gran Premio GPA y sentirás exactamente lo que es que algunos te hagan sentir que te están haciendo el favor de dejarte correr una carrera, conferencias de prensa que se parecen a los de otros parecidos a ellos pero ya de la política nacional que tampoco contestan preguntas. No sé si interpretan lo que les quiero significar…
Los amigos uruguayos…– desde el primer instante hasta el último abrazo te están diciendo “gracias por venir!!!!” te lo dicen todo el tiempo, te lo dicen literal, te lo dicen sus miradas, te lo dicen sus abrazos, te lo dicen sus bromas y su permanente atención para que no te falte nada y nada es nada…
Qué nos pasará a los argentos… que carajo nos habrán inoculado hace mucho, alguna droga de acción muuuuuy prolongada que nos obliga a odiarnos, a destratarnos, a arruinar lo evidentemente bueno, a enlodar todo aquello que pudiera constituirse en una cuestión superior, a bastardear lo bueno y exaltar lo execrable… qué se yo…
La carrera? Bueno, es imposible para quienes hemos corrido grandes Premios G.P.A. o 19 Capitales describir lo hermoso que es salir y volver cada día al mismo Hotel más allá del rigor de la etapa, no hacer bolsos cada madrugada, no pensar para donde tirará el chorro la próxima ducha, si andará el aire, si las toallas serán de la categoría “las que secan” o nos tocará un juego de esas que pasan por nuestra anatomía provocando el milagro de no llevarse ni una gota!!!, si el jugo de naranja de mañana será jugo de naranja… esas cosas…
Todo mientras sigo aprendiendo a manejarme con la realidad de tener a mi izquierda un piloto completamente… sordo!!!!!!!!!!!!!!
Una muestra, basta un botón dicen… Gran Premio Argentino Histórico del año… no me acuerdo, deben hacer unos 4 o 5 años, venimos atravesando un enlace de esos interminaaaaables, vengo manejando yo para dejar descansar al patriarca sordo y cansado, el auto tose, no me acuerdo qué, el auto tose y se para. Armando sostiene cometiendo un sincericidio que su conocimiento de mecánica se basa en llevar a todos lados el número del auxilio A.C.A., yo con alguna idea más logro ponerlo en marcha 20 minutos después, saltamos al auto, sigo manejando y salimos a lo que dé… y da mucho!!
A 160 km p/hora lo miro a Armando y le pido “Armando! Dame tiempo y distancia al próximo P.C.!!!”… él me mira atento y con media sonrisa, observa su reloj y me dice “cuatro y cuarto…” y yo me digo callado para adentro… “Diosssss… estoy sólo….”
Pero volvamos a las 1000 millas, no hubo tierra, ese endemoniado balasto uruguayo, un ripio de bolitas chiquitas que sólo esperan tu error para disparar tu auto hacia el oscuro lado de los tomates, una pena, pero había una Ferrari de la hostia, Porches, unos monofaros exóticos, dos camaros de la gran p…. del tipo Miami Vice… qué se yo, hay que transar…
Resultados? Los Gutesmanes «padre e hijo»: 8vos., nosotros en la posición 29 que es bastante más del objetivo con el que partimos, Galvé y Bujgliotti están todavía revisando el Baldelli a ver qué pasó y el bueno de mi amigo Jorge Nardi todavía llena cuadernos Rivadavia con consejos de Gustavo Bendel sobre como correr una de éstas carreras…
El CUAS resolvió la organización entre velocímetro y odómetro de una forma muy inteligente: el mismo libro de ruta, con la diferencia que, para los que corren en la modalidad odómetro, cada PC continúa un poco más, con más autocontroles y secretos. Por ello, cada modalidad, larga por separado. Y fue muy halagador, para nosotros los velocimetristas, no sentirnos kelpers por la costumbre esa a ser discriminados con un libro de ruta exclusivamente para odometristas (ya sé que en Argentina nosotros no deberíamos existir, salvo al momento de pagar la inscripción…) y una patética premiación donde, por ejemplo en el GPH, a pesar de ser casi el 50% de los participantes, los premios son solo el 25% con lo cual pagamos la fiesta pero como que no nos podemos servir ni un canapé….
Volvíamos… en la sala de espera del Buquebus estábamos todos esperando la burocracia de embarcar y salir al desafío de embocar otra vez ese bicho rapidísimo en el canal Mitre y la entrada al puerto poulido de Santa María de los Buenos Aires… ( que ironía)
Alguien (creo que un turista charrúa) nos sacó la foto que ilustra la nota, observen esa caras, esas sonrisas, un grupete de tipos que vuelven de recuperar sus sueños, de volver a creer en la utopía, vuelven de ser bien tratados en vez de destratados, vuelven de una carrera donde nadie tiene la necesidad de mentir acerca de la cantidad de inscriptos, donde no se anulan etapas cuando la pifian los dioses del olimpo (olimpo pedorro, vernáculo e invadido de cierto tufillo a trampa donde todos sonríen y uno no entiende muy bien de qué… quizás sonríen mirando a todos los que pagamos inscripciones y todo lo demás…) nosotros no, nootros volvimos ya planeando con tiempo la próxima aventura, la próxima vez de aprender que nos rompemos el alma de semejante manera para poder dejar salir el niño que nos habita a todos a jugar una vez más…
Hermanos Uruguayos gracias!!! Gracias por recibirnos como nos reciben, gracias por sus abrazos, gracias por esas sonrisas, gracias por ese humor y buen trato interminable de cada uno de los organizadores, gracias hermanos uruguayos por provocarme tantos recuerdos de mi infancia, gracias por estar hechos de una madera tanto más noble que el aglomerado húmedo con que se construye de éste lado del río cualquier proyecto que después te venden como faraónico y con gesto displicente te conceden el favor de “dejarte participar” con obligación de poner calcos de una petrolera que ni siquiera te da 100 cm3 de nafta…
Que loco no? No separa un charco marrón que se atraviesa en menos de una hora y sin embargo somos tan distintos, ellos tienen una hermosa pachorra humana en tanto nosotros somos rapidísimos para robarnos, para estafarnos, para mentirnos, poniendo dispositivos prohibidos en una carrera amateur, imagínense si al tipo lo nombran gerente, o Concejal o Senador y si llega a poner sus asentaderas en la sillita esa de Rivadavia ni te digo…
Para terminar, un aviso, si llega la hora de la largada del próximo Gran Premio A.C.A. y no me ven por allí, no me esperen y larguen nomás chicos y si tienen algo muuuuy importante que decirme (o se les ocurren nuevos insultos más creativos que el llamarme rata y no pueden esperar para probarlos) búsquenme allá, no pueden errarle, busquen un tipo felíz sentado detrás de una Pilsen con carita de estar disfrutando de verdad la hospitalidad de un hermoso paisito…
Martín Vasena.
Cuestión objetiva que parece no reconocer, menos asumir, el actual dirigente máximo del club.
Una práctica bastante olvidada entre los argentinos donde el opinar distinto nos vuelve en enemigos.