Nota

Porsche 911 2ª Generación 1974 – 1989

2º Generacion: Serie «G»  (número interno 930) 

La cilindrada del motor bóxer de seis cilindros había crecido hasta los 2,7 litros (2.687 cc), que a partir de ese instante se convertiría en la estándar de este modelo.

 

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Diversas mejoras en el motor permitieron aumentar ligeramente la potencia del mismo y el par motor, reduciendo el consumo.
Al igual que pasó con la anterior generación se adoptaron diversas configuraciones: desde el 911 2.7 Coupé (150 HP), pasando por el 911 S 2.7 Coupé (175 HP) o el 911 Carrera 2.7 Coupé (210 HP), así como sus correspondientes versiones Targa.

En esta segunda generación del Porsche 911 los cambios no fueron sólo mecánicos, sino, también, estéticos, obligados por las restrictivas normativas estadounidenses sobre pruebas de choques (el mercado norteamericano tenía cada día una importancia mayor para el fabricante germano). Cambiaron los paragolpes integrándolos en la carrocería y permitiendo ocultar en su interior, gracias a unos fuelles característicos, los amortiguadores hidráulicos encargados de absorber los impactos. Además se incorporaron los cinturones de seguridad de tres puntos y los asientos con apoya-cabezas integrados con la finalidad de mejorar notablemente la seguridad de sus ocupantes.

 

1974. En el Salón de París presentaron el modelo de serie, con una cilindrada incrementada hasta los 3 litros (2.994 cc), con una potencia de 260 HP a un régimen de 5.500 rpm, mientras que el par máximo lograba un valor máximo de 343 Nm a 4.000 rpm, con lo que era capaz de alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 6,1 segundos.

 

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1975. Presentan uno de los modelos más carismáticos de estos 50 años de historia del Porsche 911 y, sin lugar a dudas, el icono de esta segunda generación. Nos referimos, por supuesto, al 911 Turbo 3.0

 

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Curiosamente no fue Porsche la primera en ofrecer la sobrealimentación en un modelo de serie, sino que resultó ser otra marca alemana, BMW, la que sacó al mercado en 1972 el 2002 Turbo,

El nuevo Porsche 911 Turbo 3.0 tuvo que hacer frente, además, a un momento muy complicado, pues fue precisamente en 1973 cuando estalló la guerra árabe-israelí, que trajo como consecuencia la famosa crisis del petróleo, crisis que acabó, en USA, con los muscle cars.
A pesar de la situación, Porsche, decidió seguir adelante con el proyecto 930 y resulto uno de los mejores de la historia.

Sin embargo, la crisis del petroleo de 1973, tuvo consecuencias: la empresa se vio obligada a discontinuar la fabricación las versiones S y Carrera aunque hubo una versión 911 SC 3.0 Coupé que incorporó el motor de 3 litros (2.994 cc), con una potencia final de 180 HPa 5.500 rpm y un par máximo de 265 Nm a 4.200 RPM que le facilitaban acelerar de 0 a 100 km/h en 7 segundos y  alcanzar una velocidad de 220 km/h.

 

1975.  Para octubre las mejoras realizadas en el 911 Turbo 3.0 se hicieron extensivas al resto de modelos, de tal forma que el 911 2.7 Coupé vio incrementada su potencia hasta los 165 HPa 5.800 rpm y el par máximo llegó a los 235 Nm a 4.000 rpm para acelerar de 0 a 100 km/h en 7,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 220 km/h.
También hubo una versión 911 Carrera 3.0 Coupé (aunque desapareció la versión S), que tomaba el propulsor del 911 Turbo 3.0 (de 2.994cc) pero al que le eliminaton el turbocompresor. De esta forma su potencia máxima era de 200 HP a 6.000 rpm (algo menor que la versión anterior del Carrera, pero había que cumplir las exigentes normas anticontaminación norteamericanas) y un par máximo de 255 Nm a 4.200 rpm.
Las prestaciones alcanzaban los 230 km/h de velocidad máxima y 6,5 segundos de 0 a 100 km/h. Misma motorización en la versión Targa.

 

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En esos tiempos cambiaba la reglamentación de la FIA en la categoría del “Grupo 4 Sihhouette Racing” y era necesario homologar, al menos, 400 unidades del modelo en cuestión. Por lo tanto la firma de Stuttgart realizó diversas pruebas previas con varios prototipos, uno de ellos un 911 sobrealimentado, derivado del Carrera RSR, con una cilindrada de 2.141cc ( con el factor de equivalencia aplicado a los motores sobrealimentados y quedarse justo por debajo de los 3 litros), utilizando un solo turbo KKK con el que desarrollaba sin problemas potencias superiores a los 500 HP.

Para soportar dicha potencia se reforzó el cárter y colocaron una caja de cambios de sólo 4 relaciones, pero con todos sus engranajes reforzados, además de un embrague más resistente. Se revisó la geometría de las suspensiones que tenían que trabajar con ruedas sobredimensionadas y con unos neumáticos mucho más anchos. Los frenos eran los mismos empleados por el 911 Carrera RS 3.0.

Lo que llamaba la atención era su aspecto estético: ruedas traseras con llantas de 9 pulgadas de ancho y 8 en las delanteras y especialmente por una nueva versión del alerón trasero tipo cola de ballena, para estabilizar al deportivo germano a las altas velocidades que era capaz de alcanzar.

Comenzó su producción en marzo de 1975 y fue tal su éxito que las 400 unidades necesarias para la homologación fueron ampliamente superadas en su número final, y a pesar de todo se agotaron rápidamente.

El 911 Turbo ahora venía  con una cilindrada aumentada hasta los 3,3 litros (3.299 cc) y mejorado con la incorporación de un intercooler aire-aire, reforzando los cojinetes e incrementando la relación de compresión. También se mejoraron los frenos (heredados del Porsche 935 de competición) con discos ventilados en las cuatro ruedas y pinzas de 4 pistones en las delanteras.

 

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De esta forma la potencia llego a  unos increíbles 300 HP a 5.500 rpm y el par motor a 412 Nma 4.000 rpm.
Así pudo seguir manteniendo su liderazgo como uno de los mejores superdeportivos del planeta, con unas prestaciones que “quitaban el hipo” (aún lo siguen haciendo hoy en día…), alcanzando una velocidad máxima de 260 km/h o siendo capaz de acelerar en 5,4 segundos de 0 a 100 km/h.

 

1979. A pesar de cohabitar con los nuevos modelos, se llevó a cabo una pequeña evolución del deportivo “esperando su fin” (porque sus ventas seguían siendo bastante buenas). El 911 SC 3.0 Coupé empleaba una optimizada versión del motor de 3 litros (2.994 cc) con ligeras mejoras para alcanzar los 188 HP a 5.500 rpm y un par máximo de 265 Nm a 4.100 rpm con lo que lograba alcanzar una velocidad punta de 225 km/h o acelerar de 0 a 100 km/h en 7 segundos. También se efectuaron las mismas modificaciones en la versión Targa.

 

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1980. Se volvió a dar una vuelta de tuerca más al veterano motor bóxer de 6 cilindros y refrigerado por aire. Ahora el 911 SC 3.0 Coupé lograba una potencia máxima de 204 HP a 5.900 rpm y un par máximo de 267 Nm a 4.300 rpm, de esta forma podía lograr una velocidad máxima de 235 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos.

 

1981. Otro hecho crucial en la larga historia del Porsche 911 tuvo lugar a principios de la nueva década, con el apoyo ,en la sombra, de Ferry Porsche, Peter W. Schutz fue nombrado presidente de la firma alemana (ejerció su cargo entre 1981 y 1986). Afortunadamente se trataba de un enamorado del 911…..

 

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1983. En enero, presentaron una versión muy especial: el 911 SC 3.0 Cabrio. Un variante que en su momento destacaba por su innovadora capota que incluía en su interior perfiles de chapa de acero para darle cierta rigidez estructural y permitir una conducción cómoda incluso a altas velocidades. Su motor seguía siendo el de 3 litros (2.994cc) pero optimizado para alcanzar una potencia máxima de 204 HP a 5.900 rpm y un par máximo de 267 Nm a 4.300 rpm, que se mostraban suficientes para alcanzar una velocidad máxima de 235 km/h o acelerar de 0 a 100 km/h en 5,7 segundos.

Esta versión no estuvo mucho tiempo vigente (apenas unos meses), pues en agosto de 1983 llegaron importantes novedades para el 911, fruto de su renacimiento, promovido por Peter W. Schutz.
Llevaron el motor a los 3,2 litros (3.164cc) complementado de la versión Turbo.
Estas modificaciones afectaban al block,  la tapa de cilindros, el cigüeñal y los pistones. También mejoraron el múltiple de escape y los sistemas de encendido e inyección de Bosch. De esta forma se alcanzaba una potencia máxima de 230 HP a 5.900 rpm y un par máximo de 284 Nm a 4.800 rpm, consiguiendo una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,26 segundos o una velocidad punta de 246 km/h.
Porsche presentó una muy amplia variedad de versiones, desde el 911 Carrera 3.2 Coupé o la correspondiente versión Targa hasta el anteriormente mencionado 911 Carrera 3.2 Cabrio.

 

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Las versiones Turbo fueron un verdadero éxito, no sólo por sus increíbles prestaciones, sino por su acertada estética, por lo cual, la empresa  introdujo como versión estandar las ruedas anchas y el alerón trasero tipo “cola de ballena”.  Así surgió el 911 Carrera 3.2 Coupé Turbolook, siendo capaz de alcanzar las misma prestaciones del Coupé, pero convirtiéndose en el blanco de todas las miradas.

 

1984. En agosto, presentaron los 911 Carrera 3.2 Targa Turbolook y 911 Carrera 3.2 Cabrio Turbolook.

 

1987. En septiembre, se comercializó el 911 Carrera 3.2 Clubsport que tomaba como base el 911 Carrera 3.2 Coupé al que eliminando elementos superfluos se le conseguía reducir el peso hasta los1.170 kg. Se realizaron pequeños retoques en el sistema de alimentación del propulsor, que ahora llegaba hasta las 6.840 rpm, aunque no aumentaba su potencia, que era de 231 HP a 5.900 rpm y el par máximo de 284 Nm a 4. 800 rpm con lo que podía acelerar de 0 a 100 km/h en 5,6 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 246 km/h.

 

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1989. En enero presentaron el 911 Carrera 3.2 Speedster y el 911 Carrera 3.2 Speedster Turbolook. Al igual que ocurriera en su momento con el Porsche 356 Speedster, estaban basados en su correspondiente versión cabrio, aunque tenía un parabrisas más bajo y plano y la capota manual se ocultaba debajo de una cubierta de fibra de vidrio. La mayoría de las unidades vendidas correspondieron a la variante Turbolook (1.894 del total de 2.065 unidades producidas). Tenían las mismas características, un motor de  3,2 litros (3.164 cc), es decir, una potencia máxima de 230 HP a 5.900 rpm y un par de 284 Nm a 4.800 rpm, para lograr una velocidad máxima de 246 km/h o acelerar de 0 a 100 km/h en 6,26 segundos.

 

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El 911 y las competencias

El modelo más excitante en esos primeros meses de producción de la segunda generación estaba representada por el 911 Carrera RS 3.0, una versión con una cilindrada de 3 litros (2.994 cc)  para competición, de forma que era capaz de entregar una potencia máxima de 230 HP a 6.200 rpm y un par de 275 Nm a 5.000 rpm con lo que, apoyado en una inyección mecánica K-Jetronic de Bosch, en su cambio manual de 5 velocidades y gracias a sus escasos 900 kg de peso, podía acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 5,3 segundos o alcanzar una velocidad máxima de 245 km/h.
Uno de sus elementos más característicos fue el conocido alerón trasero tipo cola de ballena, que posteriormente se haría extensivo a otros modelos.

Para los aficionados a la competición: una versión del Porsche 911 Carrera RS 3.0, totalmente revisada y puesta al día por el preparador francés SMG, ha sido la empleada en los dos últimos años por Carlos Sainz que gano el Rally de España Histórico, acompañado por Luis Moya

 

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En 1984 (casi una década después de los RS y RSR), lanzaron al mercado el 911 SC/RS, una muy exclusiva versión de tan sólo 20 unidades, que servía como base de uno de los más exitosos vehículos de rallyes de todos los tiempos, inscrito dentro de la mítica categoría de “Grupo B”. Fue pilotado por alguna de las más rutilantes estrellas del mundo de la competición, desde Henri Toivonen hasta  Beny Fernández.
De esta versión se había eliminado todo elemento superfluo para ahorrar el máximo peso posible, dejándolo en tan sólo 1.057 kg (incluyendo la jaula antivuelco). El motor, por reglamento, en vez de emplear la base del último 3,2 litros recurría al bloque de 3 litros (2.994 cc) del que se obtenía una potencia máxima de 250 HP a 7.000 en la versión de calle, que se elevaban a 270 HP al mismo régimen en la específica de competición, mientras que el par motor era de 250 Nm a 6.500 rpm.
Con estas modificaciones lograron 5 segundos justos de 0 a 100 km/h ó 11,7 segundos en alcanzar los 160 km/h) y una velocidad máxima de 245 km/h. Incluso se llegó a preparar sobre esta base una versión 4×4 (antecesora de futuras variantes) que le permitió ganar la edición de 1984 del Rally París-Dakar, pilotado por el francés René Metge.

 

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